Demasiado a menudo las organizaciones sólo se acuerdan de la necesidad de llevar a cabo una comunicación efectiva cuando ya es demasiado tarde. Ya hemos mencionado alguna vez las claves para acertar en la comunicación de crisis, cómo elaborar un buen manual e incluso hemos analizado algún caso práctico.

Porque sí, las crisis se pueden preparar. Porque aunque una crisis es, por definición, imposible de programar, sí es posible prepararnos para afrontar la tormenta a través de una adecuada estrategia de comunicación.

Esto es especialmente aplicable a los procesos judiciales. Y es que cuando una organización se enfrenta a un problema judicial debe ser consciente de que se enfrenta a un potencial impacto en su imagen. Tenga razón o no. Gane o pierda el juicio.

No podemos perder de vista que en un mundo interconectado como el actual, en el que las Redes Sociales destruyen en pocos segundos reputaciones construidas a lo largo de años de trabajo, el juicio siempre es doble: el que se lleva a cabo en el juzgado y el que se desarrolla en la opinión pública. Y las organizaciones no pueden ignorar que ganar un juicio no significa necesariamente salvaguardar la imagen. O que el impacto en esa opinión pública puede llegar a influir en el resultado judicial.

Es por eso que en Stratego consideramos que en muchos procesos judiciales la estrategia de comunicación debe convertirse en una herramienta más de la organización y de la defensa jurídica, bien sea para amortiguar el golpe, bien para aprovechar la ‘ola’ de la opinión pública. Quien controla los tiempos siempre lleva las de ganar en la batalla de la comunicación y si tomas la iniciativa podrás decidir cuál es tu estrategia de comunicación en lugar de ir siempre a remolque. La diferencia entre comunicación proactiva o reactiva.

Y no dudes lo dudes: esa estrategia funcionará mejor si la implementas lo antes posible. Porque en los peores momentos es cuando necesitas la mejor comunicación.

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