Cuando algo es gratis, el producto eres tú. Éste es uno de los axiomas de la ya no tan nueva economía digital. Un principio que no falla pero que demasiado a menudo olvidan los usuarios pensando que las cosas son gratis simplemente porque sí.
Viene esta reflexión a cuenta del escándalo que se ha formado con la filtración de datos personales de Facebook y su uso con fines políticos. Como solemos hacer, la opinión pública ha salido en tromba para arremeter contra Facebook pero nadie se pregunta cómo sabe esa empresa a qué partido votas, si estas divorciado o si te gusta viajar. Pues sólo puede ser porque tú se lo hayas dicho.
Porque Facebook hoy no es otra cosa que un gran negocio de datos personales que llevan años construyendo y que cuenta con la mejor fuente posible: personas que regalan sus datos, sus ideologías y sus gustos y costumbres de forma gratuita a cambio de estar en contacto con cientos de supuestos amigos a los que en muchos casos no saludan cuando se encuentran por la calle. ¡Bienvenidos al siglo XXI! Ese tiempo en el que se regalan datos a cambios de una falsa socialización.
Pero las empresas que trabajamos en esta Red Social hace mucho tiempo que somos conscientes de esta situación porque somos nosotros los que pagamos por esos datos. Vamos a verlo.
En cualquier publicación de un perfil de empresa aparece la opción “promocionar publicación” y desde apenas un euro al día podemos elegir la segmentación, es decir, definir a qué público queremos llegar. Estás las segmentaciones básicas, por edad, sexo, lugar de residencia… pero luego vienen las más interesantes.
En principio hay cuatro categorías: Datos demográficos; Intereses; Comportamientos; y Más categorías.
En datos demográficos se incluyen educación, composición del hogar… y otros detalles como si tienes un nuevo empleo, si estás recién casado (se distingue si fue hace 3 meses, 6 meses o un año), si tienes una relación a larga distancia, tu relación con la política (especialmente detallada en el caso de Estados Unidos), tu situación sentimental…
Si nos vamos al apartado de intereses, desde tus aficiones a lo que te gusta beber o comer, los deportes que te gustan, si entrenas con pesas, haces dieta o eres más de meditación, yoga o zumba… Por supuesto si te interesan los ordenadores o los GPS, o los teléfonos móviles. Si te gusta la naturaleza o te gusta más un partido político que otro.
Por último, mi favorito: Comportamientos. ¿Desde qué dispositivo te conectas a Facebook? ¿Qué empresa de correo electrónico utilizas? ¿Qué navegador usas? ¿Tienes gustos caros? ¿Vives en un país distinto al que naciste? ¿Desde qué dispositivos accedes a Facebook? ¿Cuál es la marca de tu móvil? ¿Viajas diariamente? ¿Eres viajero internacional frecuente? ¿Volviste de viaje hace dos semanas? Para responder a estas ultimas bata con que tengas activada la localización.
Las posibilidades son infinitas. ¿Viajero diario? Anuncio de maleta de cabina. ¿Viajero internacional que se acaba de quedar soltero? Pues probemos con un anuncio de crucero para ‘singles’. Y así hasta donde queramos complicar la cosa.
Como vemos, el uso de datos personales en Facebook no es algo nuevo ni es algo casual. De hecho, es la razón de ser de una empresa que ya viene avisando que todas las páginas profesionales que quieran que su contenido se vea tendrán que pagar dentro de muy poquito. Eso sí, a cambio tendrán acceso a este maravilloso catálogo de datos.
Porque tú, nunca lo olvides, eres el producto. Así que piensa bien qué información compartes (regalas), qué paginas sigues, quiénes son tus contactos… porque ése es el negocio. Tú hablas y siempre hay alguien escuchando.
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