En los últimos tiempos se habla mucho de cómo han evolucionado las campañas electorales, de cómo la comunicación política -en definitiva- se ha adaptado a la nueva sociedad. Si a ello le añadimos que hay que dirigirse a un electorado que se parece poco al de abril de 2019, nos encontramos con una campaña diferente a todas las que se han llevado a cabo hasta ahora. Y los vamos a hacer acompañados por nuestros amigos los datos.

EL ELECTORADO

Hablamos de un electorado hastiado, aburrido, que percibe la política como uno de sus problemas. De hecho, la preocupación por la falta de acuerdo entre partidos y la inestabilidad política ha crecido 12 puntos. De ser el problema principal para el 1% de los encuestados ha pasado al 13%, según el último CIS. ¿Por qué? Demos algunos datos que pueden explicarlo.

  • Son las cuartas elecciones generales en 4 años.
  • Si añadimos autonómicas, municipales y europeas, desde 2015 los ciudadanos hemos vivido 9 citas electorales.
  • En este periodo hemos vivido cuatro sesiones de investidura fallidas.
  • Por primera vez, un presidente del Gobierno ha llegado a la Moncloa a través de una moción de censura.
  • El de Pedro Sánchez fue, en su primera etapa, el Gobierno con el menor respaldo parlamentario de la historia.
  • Y lo más llamativo. Desde diciembre de 2015, cuando lleguemos al 10 de noviembre llevaremos 535 días con un Gobierno en funciones. Es decir, casi el 38% de este periodo lo hemos vivido sin un gobierno estable.
  • En este escenario, ¿cuál será la participación? En abril los datos definitivos (incluyendo el voto exterior) la situaron en un 71,76%, cinco puntos por encima de la de 2016 aunque por debajo de la media histórica (72,5%).

LAS PERSPECTIVAS Y PREDICCIONES

Si nos fiamos de las encuestas que se han publicado hasta la fecha (CIS aparte) no está nada claro que la apuesta por convocar unas nuevas elecciones le vaya a salir rentable a Pedro Sánchez. Y es que los datos indican que se mantendrán los bloques de la derecha y de la izquierda con un cambio en el reparto de escaño que haría aún más difícil el escenario de la gobernabilidad.

Según las simulaciones realizadas por Kiko Llaneras (analista de datos de El País) hay un 9% de probabilidad de que sume la derecha; un 15% de que sume la izquierda y un 60% de que sea necesario otra fórmula alternativa.

  • Si las encuestas aciertan, el gran damnificado será Ciudadanos, mientras que el gran beneficiado será VOX.
  • En el debate se puso de manifiesto que a día de hoy no se visibiliza ninguna solución al bloque político.

LA ESPAÑA INTERIOR, CLAVE

Como viene ocurriendo en las últimas convocatorias, la España interior será clave.

  • Hay ocho provincias que reparten tres escaños, diez donde se eligen cuatro y siete con cinco escaños. Es decir, 25 provincias que deciden 99 escaños. Hasta 2015 gran parte de estas provincias era bipartidista, pero en el nuevo escenario eso ha cambiado de forma radical, de forma que la fragmentación del voto influye decisivamente en el reparto.
  • En las de tres escaños  (Ávila, Cuenca, Guadalajara, Huesca, Palencia, Segovia, Teruel y Zamora) quien quede tercero logra un diputado si no es doblado en votos por los dos primeros.
  • En las de cuatro escaños las claves son quién gana, quién queda cuarto y a cuánta distancia está del primero. Si se fragmenta mucho el voto en uno de los bloques el ganador se lleva también el cuarto escaño.
  • En las de cinco escaños también se ha roto el bipartidismo tradicional y se juega todo en la fragmentación, variando el reparto por apenas un puñado de votos.

Veamos como ejemplo el caso extremeño, con dos provincias de cinco escaños, bipartidistas hasta 2011 y donde en las dos últimas convocatorias lograron representación hasta cinco partidos.

LA CAMPAÑA

  • Es la campaña más corta de todas las celebradas desde 1977.
  • Es la primera campaña sin publicidad electoral en el exterior (más allá de una pegada de carteles simbólica).
  • También se han limitado los gastos electorales y las subvenciones para la campaña.
  • Según las encuestas, un 22,1% no sabe si irá a votar. De los que sí votarán, en torno a un 30% no tenía decidido por quién antes de la campaña.
  • Esta era una campaña diseñada para girar en torno al eje estabilidad / inestabilidad, pero la realidad -el hartazgo ciudadano y la crisis catalana- lo ha modificado. Hoy volvemos a un mensaje desde ambos bloques que se enfoca en una emoción -el miedo- como ‘gatillo’ que dispare la participación de sus bases. El miedo a un «Gobierno Frankestein» para la derecha, el miedo a la ultraderecha (VOX) para la izquierda.
  • Para eso se habla, principalmente, de dos temas: Cataluña y bloqueo político.

CAMBIO DE LEMAS

Aunque lógicamente desde abril los programas electorales no han cambiado demasiado, sí lo han hecho los lemas de los partidos.

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