A menudo los meros observadores de la política olvidan la importancia del relato. De construir un discurso coherente que explique las decisiones que se toman y el camino que se elige. Pero estos días estamos asistiendo a un doloroso proceso en el que el relato (y la falta del mismo) condiciona la política.

Y es que en política es importante diseñar y cuidar con mimo nuestro relato, construirlo pieza a pieza, como si de piezas de legos se tratase. Para que permita conectar con los militantes, pero también con los votantes y, por supuesto, para que nos deje margen de actuación. Pero para eso necesitamos trabajar en varios planos, mantener una cierta complejidad constructiva y darle una profundidad en el razonamiento, de forma que nuestro relato funcione a varios niveles.

Ése, precisamente, ha sido el mayor de los errores cometidos por el equipo de Pedro Sánchez en los últimos meses. han construido su propio relato, sí, pero un relato tan simple que sólo funciona en el plano de los militantes olvidando el resto (el de los votantes, el de las propias estructuras del partido y el de los votantes sin adscripción). Porque un relato basado en el “No es no”, en confrontar el apoyo a Rajoy con el apoyo a sí mismo, es de una enorme simpleza argumental que obvia aspectos tan elementales como los resultados electorales y como las opciones reales que tiene el PSOE a día de hoy.

Pero hoy el PSOE se encuentra en un laberinto imposible tras la marcha forzada de Pedro Sánchez. Sus dirigentes observan cada una de las salidas con pánico, pues es como elegir entre ‘susto y muerte’ sin saber cuál es cuál. Y con dos problemas añadidos:

1) Si antes se veía la abstención como una tragedia fruto del relato, ahora puede ser que la tragedia radique en no tener siquiera esa opción.

2) Ahora hay que recomponer un relato en menos de un mes y hacerlo a ciegas, sin saber aún cuáles son las opciones reales que se manejan, y eso es, precisamente, lo que hace que se esté llegando a apelar al PNV como salida digna en este momento de crisis.

Este último es, a nuestro juicio, el mayor reto de la nueva dirección interina del PSOE.  Cómo diseñar un relato que cale entre esa militancia que parecía haber ‘comprado’ un relato sin aristas ni profundidad marcado por la palabra NO, un relato que no está a la altura de la complejidad ideológica de un partido como el PSOE.

Mientras, en la orilla del PP vemos el ejemplo contrario. Cómo su relato, más flexible y razonado, comienza a virar muy lentamente para abrir nuevos enfoques. Si antes era imprescindible un gobierno, aunque fuese en minoría y con la abstención del PSOE, ahora se introduce una y otra vez el adjetivo “estable”.

Y eso, no lo duden, construye un nuevo relato que despeja el camino a unas terceras elecciones quiera o no el PSOE. Así que, una vez más, todo es cuestión de comunicación.